lunes, 21 de junio de 2010

Lily


Por Rodolfo Maraga


Amanece, canto puro y raíz
en el blanco continente de tu lucha
la memoria inquebrantable que te ayuna.
Vertical, tu cuerpo abrigo
florece en la ternura interminable
de mesas tendidas, de vientos nortes
de aromas a naranjas tempraneras
cuando en Vargas cobijabas los colores
y los mocos niños habitaban tu pollera.
Compañera peregrina de los sueños
enhebrados con hilitos de paciencia
y ese trazo inevitable de los libres
dibujado en el papel como una estrella
se hizo pueblo en el Octubre victorioso
y abrió ventanas de alegrías y tristezas
La noche se pinto de mares y distancias
La impotencia se sentó en las veredas
Imperturbable sicario de traidores
Y el jazmín de regaderas cotidianas
Resistió perfumándose de flores

Lily de las manos mansas
Del abrazo interminable
Compañera de luchas
Caminante de la utopía
Te celebro madre mansa
Hoy, cuando el dolor de tu partida
Abre este pequeño corazón
y lo llena de esperanza renovada.
Sube hasta mi, como un cántaro de justicia
Tu nombre claro, transparencia vital
Y salgo a pelearle a la vida.

jueves, 10 de junio de 2010

Polaroids de un 10 de junio





I

Elsa se sorprendió de escuchar decirse “cuatro años ya”. Le parecieron muchos, y quizás se extrañó, porque no hay día en que no piense en ella.

II

Elsa se descubre un nuevo mechón de canas sobre la frente, como las que ella tenía. Ojalá –piensa– se vuelvan tan dóciles y suaves como las suyas.

II

Una nena de dos años llora en el jardín. Extraño a mi mamá, le dice. La abraza intentando consolarla, entonces Elsa le dice: yo también extraño a la mía.

martes, 27 de abril de 2010

Don Santiago


Esa mañana, el papi se levantó más temprano que otros días. Abrió la ventana para que entrara el sol, acomodó la casa, puso el tocadiscos que le prestó Pepe Pérez en el living, sólo quedaba hacer unas compras.
Salió de la casa y fue hasta el almacén mientras pensaba que La Alameda de Osuna sería un lindo barrio para que disfruten los chicos, donde los edificios estaban rodeados de plazas, donde no hacía falta cruzar ninguna calle para ir a hacer las compras.
Llegó hasta el almacén donde Don Santiago despachaba a una señora.

–¿Qué se le sirve?” preguntó, cuando le tocó que lo atendieran.

Entonces el papi pidió unas gaseosas, algún vino, un pedazo de queso, pan y algunas otras “cositas curiosas” como él decía.
–¿Y usté de dónde es?
–Soy argentino, hoy llega mi familia. Somos exiliados políticos– le contestó el viejo, con la certeza de que en esa declaración, estaba uno de sus primeros actos militantes de denuncia de la dictadura militar.

Don Santiago salió de detrás del mostrador y le dio la bienvenida. “Su pueblo –dijo– fue solidario con tantos españoles que partieron a vivir lo que ahora les toca a ustedes. Mi familia encontró en su país un nuevo hogar. Y hoy, invito yo.”

Varios años después, el 9 de diciembre de 1983, cuando ya teníamos todo listo para hacer el camino de regreso a nuestra casa, mi mamá nos mandó a despedirnos de Don Santiago y de Doña Catalina.
No pudo Don Santiago contener las lágrimas mientras nos abrazaba y nos deseaba suerte, mientras, Doña Catalina nos llenaba de caramelos los bolsillos.
(Hoy los pueblos de España y Argentina piden que los crímenes de lesa humanidad no queden impunes)

martes, 26 de enero de 2010

El botijo de la Nona


Hace nueve años viajé con una amiga a España por pocos días. Era mi regreso a esa tierra después de mucho tiempo. De chica, habíamos vivido en Madrid durante seis años con la familia.
Nuestra estadía incluyó llegar hasta Toledo para visitar a la Nona María, que ya tenía 79 años. El día que nos íbamos me dijo que tenía algo para darme: agarró el botijo que tenía sobre un aparador y me dijo: “esto me lo regaló tu padre la primera vez que vinimos a España. Lo compró un día que nos llevó a pasear a Talavera de la Reina. Ahora me gustaría que lo tengas vos.”
Un botijo, es un recipiente de barro que usaban los campesinos cuando iban a trabajar al campo. En él se conserva fresca el agua (ver: http://ecyec.blogspot.com/2009/05/tecnologia-punta-el-botijo.html). Talavera de la Reina es una ciudad, cercana a Toledo que se caracteriza, entre otras cosas por su cerámica.
Cuando la Nona me regaló el botijo, habían pasado 14 años que el papi había muerto. Poco tiempo después de que me regalara el botijo, mi Nona volvió a vivir en Buenos Aires. Hoy tiene 98 años, hace varios que se mudó a algún pedacito de su vida, a un lugar donde no hay hijos ni nietas que se mueren, donde no hay dolor.
Creo, que aquel día que me dio el botijo, ella comenzó a desprenderse de sus recuerdos.

Buenos Aires, 26 de enero de 2010